Moral de la familia: hacia una ética de la comunicación

Abstract

El recinto familiar ha sido y es considerado como ámbito esencial para el ser humano. Sigue siendo el centro de las miradas. Sobre él se dice y escribe hoy tanto como ayer en el ámbito religioso y en el laico. Bástenos señalar como prueba algunos documentos de importancia, tanto en el campo eclesial como en el laical. Y es que fuera del espacio familiar difícilmente se logra la verdadera humanización y personalización, ya que en él encontramos el mejor pedagogo que inculca las primeras lecciones —básicas y definitivas— sobre la vida, sobre relaciones, convivencia, amor, respeto y ayuda, y donde se forja el futuro para el hombre y para la sociedad. No es de extrañar, pues, que haya tanta preocupación e interés por la familia, hasta el punto de que 1994 ha sido declarado Año Internacional de la Familia. Es preciso dedicar un tiempo a pensar sobre esta realidad: lo que es en si misma y lo que es para el mundo, su función personalizante y su función socializante. Pero, sobre todo, el pensamiento ha de centrarse en la búsqueda de la tarea familiar, del modelo familiar adecua- do a los tiempos que corren; búsqueda de un nuevo modelo, habida cuenta de las criticas e incluso del rechazo que se hace del modelo familiar vivido tradicionalmente. Es necesario hacer un esfuerzo por presentar y precisar aquellos valores básicos que han alimentado y alimentan, sostenido y sostienen la vida familiar, situándolos adecuadamente en el actual momento en que vivimos, después de hacer un breve y sintético recorrido por el devenir histórico.