Ante el desafío de las sectas

Abstract

La Iglesia, fiel a su condición de mediadora de liberación, ha de "compartir las tristezas y las angustias" (GS 1) de toda una nación de esclavos (!110 millones!) dispersos por todas las naciones de la tierra. Si, en otros tiempos, surgieron órdenes y congregaciones para la redención de los cautivos de los sarracenos, para el servicio de los pobres y ancianos desamparados, de los pobres más pobres, de los chicos/as de las calles, de las mujeres prostituidas, estaría plenamente justificado el nacimiento de una institución eclesial, de una congregación o instituto secular que protagonizara la redención y rehabilitación de los cautivos de las sectas. Creo que la respuesta ante el incesante atentado de las sectas a la integridad de las personas, de las familias, de la sociedad y de la misma Iglesia, ésta ha de responder.