Camino de la fe, camino de la catequesis

Abstract

Hemos entrado en el tercer milenio. La situación es muy nueva para la Iglesia y para el anuncio y la vida de la fe cristiana. La misión de Cristo con-fiada a la Iglesia “se halla todavía en sus comienzos y debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio” (RM 1)1. Las dificultades son muchas y las posibilidades también. La evangelización constituye “el primer servicio que la Iglesia puede prestar a cada hombre y a la humanidad entera en el mundo actual (RM 2). El Papa, en su carta apostólica Novo millennio ineunte (NMI) reitera la llamada a la nueva evangelización y nos indica “que hace falta reavivar en nosotros el impulso de los orígenes, dejándonos impregnar por el ardor de la predicación evangélica” (NMI 44). Nos invita repetidamente a remar mar adentro (Lc 5,4) y a echar las redes con “confianza en el futuro” (NMI 1), basando nuestra confianza, naturalmente, en Jesucristo, el mismo ayer, hoy y siempre (Hb 13,8). Nos invita a entrar por el ca-mino de la fe (cf. NMI 19-20) y la santidad (NMI 30), apostando por la caridad (NMI 49-53).