La utilización del Catecismo de la Iglesia Católica en la formación teológica

Abstract

La inicial difusión del Catecismo de la Iglesia Católica por su amplitud impresionante constituyó un fenómeno sorprendente. Una voz muy autoriza-da se refirió a esta primera difusión calificándola como “casi una forma de plebiscito del pueblo de Dios”. Creo que el fenómeno es un hecho histórico evidente que convalida lo acertado de las opciones de base que estuvieron subyacentes a su elaboración. Sin embargo, en el giro de los diez años durante los cuales hemos tenido el Catecismo a nuestra disposición como posible instrumento de trabajo pastoral, la impresión general ha perdido muchos grados de su entusiasmo. Incluso se ha vuelto a mirar la situación con un cierto pesimismo, como si nada importante hubiera cambiado. Con cierto tono de desaliento se valora aquel primer fenómeno como éxito editorial de ventas, más que como un índice real de lectura y de penetración de la doctrina del Catecismo en la opinión pública media de los católicos de finales del siglo XX y de comienzos del siglo XXI. Personalmente pienso que la situación actual muestra que el Catecismo no se bastaba a sí mismo. Necesitaba ser acompañado por una múltiple acción pastoral que lo difundiera en sus contenidos internos. En este sentido, la publicación del Catecismo aunque era culminación de una etapa y daba cumplimiento a un encargo de la II Asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos del año 1985, inauguraba otra, llena de múltiples desafíos pastorales. Creo que en este campo de las iniciativas que habrían debido acompañar la existencia del Catecismo, es donde tal vez sea más fácil descubrir lagunas y señalar acciones que eran posibles, pero que han sido omitidas de hecho. Naturalmente la conciencia de posibilidades no realizadas puede ser indicativa de caminos futuros que permitan ganar el tiempo perdido e ir creando todo el conjunto de iniciativas que hagan posible aprovechar plena-mente el tesoro que en sí mismo es el Catecismo de la Iglesia Católica. En estas páginas pretendo limitarme a señalar las posibilidades de una utilización provechosa del Catecismo en los centros de formación teológica. En ellas pienso primariamente en la formación de los seminaristas al sacerdocio. Pero abrigo la esperanza de que estas reflexiones sean también aplicables, en gran medida, a la formación doctrinal y teológica de los catequistas.