San Ireneo de Lyon, testigo de la fe de la Iglesia

Abstract

Todo catequista ha de ser testigo de la fe de la Iglesia. El catequista, ya sea laico, religioso, presbítero u obispo, ha de tener viva conciencia de que está desempeñando un servicio eclesial y que la catequesis “no es una acción que pueda realizarse en la comunidad a título privado o por iniciativa puramente personal. Se actúa en nombre de la Iglesia, en virtud de la misión confiada por ella”. Es necesario poner de relieve hoy este aspecto debido a las condiciones sociales en que nos encontramos. La nueva evangelización, básicamente, es promover la fe. Por eso se necesitan testigos, personas con hondo sentido de fe eclesial, que sean conscientes de que cuando realizan su tarea, ejercen “un acto de Iglesia y su gesto se enlaza mediante relaciones institucionales ciertamente, pero también mediante vínculos invisibles y raíces escondidas del orden de la gracia, a la actividad evangelizadora de toda la Iglesia”.