Santidad y santificación: los santos. Un reto para el hombre de hoy

Abstract

Se ha perdido el sentido bíblico del término ‘santo’, que hacía referencia a todos los cristianos, en virtud de la elección divina y de la comunión de vida con Dios en Cristo. A partir de los siglos II y III se restringe el uso del término para designar a los que, en virtud de sus méritos terrenos y gracias extraordinarias gozan ya de la plenitud celestial. El santo pertenece al más allá; es un privilegiado. Se aleja el concepto de santidad de la vida terrena cotidiana. La crítica de la religión de los siglos IX y XX pretende salvar al hombre de la opresión y enajenación que supone la religión. El hombre se vuelve un interrogante para sí mismo que la modernidad no consigue responder. El CV II sale aquí al encuentro del hombre moderno y le ofrece la respuesta que busca: Dios. Un Dios que ha creado al hombre a su imagen, haciéndolo un ser libre y dialógico. Este Dios sale al encuentro del hombre en un acto de amor, con una propuesta de amor, cuya máxima expresión es Cristo en la cruz. Todo hombre recibe la gracia para responder afirmativamente a esta propuesta divina, aquí en esta vida terrena, sin evadir sus compromisos. Esta respuesta afirmativa, en la que consiste la santidad, plenifica al hombre, que se ve introducido así en el misterio de amor del Dios Trino. Aquí confluyen lo terreno y lo celestial, lo humano y lo divino.