Celebrar las fiestas de María en el camino de la fe del pueblo cristiano

Abstract

El n. 14 del Decreto conciliar sobre la actividad misionera de la Iglesia, describe los elementos fundamentales de la Iniciación cristiana y del catecumenado. Estos son: anuncio del kerigma, conversión inicial, catecumenado, iluminación cuaresmal, participación ministerial de la comunidad, sacramentos de iniciación, incorporación plena al misterio de Cristo y a la vida de la comunidad cristiana. Conviven acciones propiamente catecumenales y acciones litúrgicas. Liturgia y Catequesis se necesitan mutuamente para la propia fecundidad. No voy a insistir en el carácter mistagógico de la liturgia, ya que es objeto de diligente estudio en otro artículo de este número. Mi intención es centrarme en la celebracion litúrgica de la Virgen María, Madre del Señor e iluminar, teniendo en cuenta fundamentalmente la eucología eucarística, la necesidad del culto mariano, rectamente vivido, para una vida cristiana integral, destacando al mismo tiempo cómo el verdadero culto a María tiene como fruto maduro una personalidad cristiana rectamente formada. En el Magisterio contemporáneo, desde el Concilio Vaticano II hasta nuestros días no faltan alusiones a la presencia de la Virgen María en la liturgia de la Iglesia, en fiel correspondencia con lo que ha sido la historia del culto cristiano que conoce referencias a la Virgen María desde el s. II.