Apuntes para una catequesis sobre la Inmaculada Concepción

Abstract

La catequesis debe crear siempre un clima de alegría ante el misterio de Dios. El catequista considere la grandeza del oficio que la iglesia le confía. Su rostro, sus palabras y gestos han de transparentar el gozo de la Buena noticia. Gabriel anunció a María delicadamente y con rostro afable que sería la Madre del salvador. Isabel saludará a su prima con una gran alegría, alegría que radicaba en el hecho de ser portadora del Hijo de Dios, encarnado en su seno. el evangelio según san Lucas presenta los hechos y palabras de Jesús en un horizonte de constante alegría, clima propicio para la admiración. el misterio de Dios conmueve el corazón del catequista. Éste, a su vez, procura situar al catequizando en una tal actitud que pueda sentir el gozo de la fe que le está siendo transmitida. Fe apostólica. Fe de la iglesia. el gran tesoro de la tradición viviente. La alegría es un buen humus para el crecimiento de la fe. Gracia tras gracia. el tema de la inmaculada, precioso en sí, se plantea en la totalidad del designio de Dios para la salvación de los hombres. el concilio vaticano ii, en la constitución dogmática sobre la iglesia, Lumen gentium, en el capítulo viii, trata de la Santísima Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia. el Credo o símbolo de la fe sitúa, por su misma estructura, a María en idéntica posición. Además, es evidente que cualquier título mariano forma una unidad inseparable de la persona de María y afecta la historia de la salvación. Deberemos, pues, ver la significación del título de inmaculada formando unidad con los demás atributos de la virgen y, luego, considerar, cómo nos afecta su dimensión salvífica. estas notas tienen su pista de despegue en los textos de la misa de la solemnidad de la inmaculada Concepción de santa María virgen. no olvidan la eucología y se edifican sobre las lecturas de dicha celebración, es decir: Gn 3,9- 15.20; sal 97,1.2-3ab.3bc-4; ef 1,3-6.11-12; Lc 1,26-38.