Ser discípulo (Mt 11, 29)

Abstract

Ser discípulo consiste, a la luz de Mt 11,29, en una comunión viva con Jesús: tomar sobre sí su yugo, hacerse su colaborador y hermano. Pero ser discípulo significa también aprender de él: un aprendizaje vital, pues procede de la comunión de vida con el Maestro “manso y humilde de corazón”. Así el discípulo obtiene el descanso, imagen de la participación en la filiación divina de Jesús. El seguimiento de Cristo no es auténtico si no lleva a la transformación del discípulo según las virtudes del Maestro, según las Bienaventuranzas. Esta propuesta es válida para todas las situaciones: la comunión prometida por Jesús a sus discípulos (28,20) hace posible la experiencia del discipulado en todo tiempo y lugar.