El templo del cristiano. Sobre la vida litúrgica

Abstract

En los tres primeros siglos, la irrupción del cristianismo supuso un revolucionario modo de entender el culto, la liturgia. Los paganos, al no comprenderlo, acusaban a los cristianos de ateos. Los judíos seguían aferrados más o menos al edificio pétreo de Jerusalén. Los cristianos, por su parte, entendían que toda vida cristiana conducida bajo el Espíritu es vida sacerdotal, culto agradable a Dios. No hay condiciones ni de tiempo (no hay días de culto, sino de reunión) ni de lugar (no hay edificios de culto, sino de reunión). A partir del s. IV se comenzó a registrar un cambio que contagió el cristianismo de estructuras más propias de paganos y judíos. El análisis realizado aquí en torno al significado de "templo" como el lugar de la presencia perenne y salvífica de Dios con los hombres (la carne gloriosa de Cristo) es una prueba de ello.