Un acontecimiento que supere el individualismo religioso postmoderno

Abstract

La religiosidad individualista postmoderna, caracterizada por su rechazo a los metarrelatos de la modernidad, ha llevado a un debilitamiento de la religión, especialmente del cristianismo. En el último tercio del siglo XX, la filosofía postmoderna proclamó la ineficacia y peligrosidad de los grandes ideales unificadores, sugiriendo una emancipación radical del pensamiento que prescinda de puntos de partida y finales absolutos. Esta disolución de ideales ha provocado la aceptación de la ‘muerte de Dios’ anunciada por Nietzsche, proponiendo que la realidad carece de una unidad y fundamento último, lo que genera una percepción de soledad humana. Sin embargo, a diferencia de la visión solemne de Nietzsche, la postmodernidad ha recibido esta noción sin tragedia ni nostalgia, celebrando una “alegre novedad” que radicaliza su filosofía. En este contexto, el individuo emerge como el único valor inquebrantable, donde la búsqueda de sentido se convierte en un ejercicio personal y subjetivo. Este artículo, expandiendo puntos de un trabajo anterior de los autores, se inscribe en un proyecto de investigación más amplio sobre la racionalidad contemporánea y el acceso al misterio de Dios, reflexionando sobre el papel del testimonio cristiano en la búsqueda del ‘bien vivir’ en la sociedad actual.