"Cristianos consagrados al Señor y, al mismo tiempo, seculares". Especificidad del carisma de los institutos seculares en el magisterio eclesiástico: De Pío XII a Francisco

Abstract

Podría parecer que consagración y secularidad sean dos palabras difíciles de conciliar, que haya una tensión no siempre resuelta entre los conceptos de consagración y secularidad, vida religiosa y vida consagrada, secularidad y laicidad. La consagración no es alternativa a la secularidad. Parece una realidad compleja, pero no antitética entre consagración y secularidad. Considero que sería más apropiada la expresión consagración secular. Esta expresión descansa en los tres elementos consagración-secularidad-apostolado tomados conjuntamente. No podemos limitarnos o insistir en un elemento o en el otro. Jurídicamente la definición es completa solamente cuando todos los elementos convergen armónicamente a identificar el Instituto secular como tal. Estos tres elementos son los que caracterizan y definen la esencia de los Institutos seculares. Los encontramos en el magisterio pontificio preconciliar, conciliar y postconciliar. Cristianos consagrados al Señor son también los miembros de los Institutos religiosos. Por lo tanto, lo que caracteriza al miembro de un Instituto secular es que está en el mundo, en medio a las estructuras que lo conforman con el objetivo, con la finalidad de ordenarlas según el Evangelio, misión que no corresponde por vocación a los religiosos.