Consistorio Extraordinario Roma, 29-30 agosto 2022

Abstract

Tener presente la doctrina conciliar sobre “la potestas sacra” –que sustituye en el lenguaje de los documentos del Concilio Vaticano II a la distinción de “potestas ordinis” y “potestas Iurisdictionis/regiminis”− resulta especialmente oportuna y obligada en la interpretación y aplicación de la “Praedicate Evangelium”. Entre los principios eclesiológicos que el Vaticano II en Lumen Gentium ha enseñado para la comprensión del Misterio de la Iglesia se encuentra el de la unidad de “la potestas sacra”. Esta unidad, exigida por “el Ius divinum positivum” en virtud de su institución por el mismo Señor, es la clave de arco de lo que podía llamarse “la Constitución divina de la Iglesia”. El titular de “la potestas sacra” para toda la Iglesia es el Papa y el Colegio Episcopal con Él. Los Obispos son titulares de esa “potestad sagrada” de “forma propia, ordinaria e inmediata” en y para sus Iglesias particulares. Los presbíteros participan de “la potestas sacra” en virtud del grado del “sacramento del orden” recibido, como colaboradores necesarios del Obispo, con el que forman “un único presbiterio”. Los seglares pueden y deben cooperar con “los Sucesores de los Apóstoles” y sus colaboradores “sacramentalmente” necesarios en el ejercicio de “la potestas sacra”, los Presbíteros; pero no sustituirlos (Cfr. LG 33).