Una catequesis que encamine al corazón de la Iglesia

Abstract

El reto de “encaminar” a catecúmenos y catequizandos e introducirlos en el corazón de la Iglesia es irrenunciable para la catequesis. Quienes han de llevar de la mano, los verdaderos mistagogos de los que están siendo iniciados, son, sin duda, los catequistas que, como miembros vivos de la Iglesia y sostenidos por ella, han de servirse de las sesiones de la catequesis y del conjunto de la vida eclesial para posibilitar el salto de lo que se ve a lo que no se ve, o sea, pasar de las relaciones eclesiales, que son la atmósfera en la se desarrolla la catequesis, a ese misterio trascendente de la comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y de la comunión con los hermanos; designio pensado desde siempre en la mente del Creador y al que la Iglesia sirve con toda su vida.