El decreto contra el comunismo

Abstract

El 13 de julio de 1949, S. S. Pío XII—comunicaba una agencia al mundo entero—ha pasado tres largas horas en oración en lugar de las dos acostumbradas. Y es que este día, a los ojos del Romano Pontífice, era una fecha excepcional en los anales de la historia contemporánea: la Iglesia fijaba su posición una vez más respecto a los comunistas y a todos aquellos que colaboran con ellos. Era el día de la clarificación. Esta fecha no sólo aparecerá inscrita, con marcado relieve, en las páginas de la historia, sino en aquellas otras, más recoletas y vitales, de la dogmática, de la moral, de la disciplina, de la política y del derecho, con trascendentales consecuencias en la vida social de los pueblos, que a partir de entonces se verá de nuevo poblada del claroscuro de los martirios y de las apostasías.